Todo empezó con mi abuelo que reparaba máquinas de coser y reparaba el reloj del campanario de la iglesia, poco a poco se fue introduciendo mi padre empezando con algunos relojes y aprendiendo el oficio, lástima que la desgracia nos sacudió al poco tiempo muriendo mi padre y dejando una viuda con dos hijos pequeños y sin ningún conocimiento del negocio, pero no tiramos la toalla y gracias a gente externa que nos orientaron y ayudaron a los cuales siempre les estaremos agradecidos, seguimos adelante, hasta el año 2000 que pudimos comprar un inmueble y trasladarnos a otra calle comercial del pueblo.